Plan Marshall Global. El último rezo del progresismo.
- Álvaro Rivas
- 18 nov 2020
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Carlos Alvarado, presidente de la Costa Rica del Bicentenario, llamó a acordar lo que este considera un Plan Marshall global en la última reunión de la CEPAL (Semanario Universidad, 26 Octubre). No es el primero en hablar de esto; el Papa también ha venido manifestando la necesidad de un acuerdo global para salir de la crisis, basado en políticas neokeynesianas(políticas de intervención estatal en la generación de empleo y la actividad económica, pero con la variante actual, que es con una fuerte presencia de la gran empresa privada, de la burguesía). Pablo Iglesias, vicepresidente del gobierno español, insistió en aprovechar la oportunidad de generar acuerdos con la derecha si estos se corren hacia medidas de este estilo. Lo que proponen, de manera general, es un impuesto global a las grandes ganancias, lograr acuerdos sindicales-patronales, fortalecimiento del Estado en determinadas áreas, re-industrialización nacional, entre otras.
Este tipo de políticas, hoy las podemos observar en un abanico bastante amplio de distintos sectores y movimientos políticos. Desde cuasi-nacionalistas (burguesías con proyectos que manejan una relativa independencia del imperialismo, sostenidas por movimientos populares como Venezuela, Bolivia, Nicaragua), iglesia católica, progres, ecologistas, y hasta en movimientos fascistas se pueden escuchar consignas como Fuera el FMI, o fortalecimiento del Estado. Pero ¿Cuál Estado?
La búsqueda por configurar un bloque sindical-empresarial-organismos financieros-iglesia Católica-gobiernos, es la idilia que se esconde detrás de una innumerable cantidad de movimientos, sectores y partidos. La idea de que un acuerdo entre múltiples sectores sociales, va permitir gestionar la riqueza hacia un mundo más verde y más justo. Es el olvido, casi consciente, de que el capitalismo es una estructura independiente a la subjetividad de los grupos de poder; la concentración de la riqueza es un imperativo impostergable para la burguesía, para sostener su condición de clase, seguir avanzando en la apropiación de la riqueza; y en la condición de agotamiento actual en que se encuentra el capitalismo, la fase imperialista, manejar rangos de negociación con los movimientos sociales, con los desempleados, con la pequeña burguesía, y en general con la clase trabajadora, se le dificulta cada vez más, ceder a demandas de distintos sectores, ceder a demandas del proletariado moderno es traerse abajo el avance del imperialismo sobre la riqueza global.
Los márgenes de ganancia cada vez más estrechos y el agotamiento de los mercados manejados por grandes monopolios, impiden llevar adelante este sueño de una especie de terremoto de inversiones por parte del Estado y la burguesía en función del resurgir de la economía, del empleo, y del ascenso social. Esta realidad objetiva de la estructura del sistema, obliga a la burguesía a dirigirse directamente contra la clase trabajadora, las empresas públicas, seguir dirigiendo su capital hacia la especulación y no hacia el riesgo de inversiones productivas, van por la rebaja salarial, por los recortes presupuestarios de los Estados. Las circunstancias del sistema, obligan a la burguesía a atacar la riqueza que había conquistado la clase trabajadora durante las luchas sociales del Siglo XX. Una negociación con la burguesía imperialista en estas condiciones, definitivamente no sería, ni podría ser, en un parlamento como pretende Pablo Iglesias, o como pretende vender el discurso de Carlos Alvarado. La única forma, hoy, de que exista un Plan Marshal global, o una especie de neokeynesianismo, es que la burguesía imperialista, de manera absoluta, imponga las condiciones ¿Qué clase de Plan Marshall sería este?
¿Es posible un acuerdo global para hacer pagar a los grandes capitales? ¿Puede el capitalismo subir salarios, otorgar derechos laborales? ¿Puede el capital financiero, hundido en una crisis desde hace más de una década, dar préstamos al igual que en la época de la posguerra? ¿Tienen los gobiernos, las instituciones del régimen, el sistema, la capacidad de revertir la lógica de acumulación del capital? Si nos apegamos a la dinámica de las contradicciones inherentes al momento actual de acumulación de riqueza y sobreexplotación del trabajo y la naturaleza, no.
Esta idea de un nuevo Plan Marshall, no es otra cosa que un acuerdo que permita de una vez por todas, imponer nuevas condiciones laborales y de inversión en los países del mundo que favorezca al gran capital. En Argentina el gobierno de Fernandez ya anuncia lo que parece ser una especie de pacto de este estilo, llamado Plan San Martín, conocido como el “Plan Marshall Criollo”, presentado por Juan Grabois, líder de la CTEP (Confederación de Trabajadores de la Economía Popular), eso sí, sería un programa de empleos y de inversiones sobre la base de la pauperización de las condiciones laborales. Hoy en día, solo garantizando mayor explotación laboral, menores costos de producción en los países, abaratamiento de los recursos de los públicos, se puede soñar con un Plan Marshall.

En 1935 la Internacional Comunista, acordó, bajo la dirección de Stalin, apoyar a la "Burguesía Democrática" y sus partidos. Con esto inicio el triunfo de la legitimidad de los proyectos burgueses para iniciar la II Guerra Mundial. Los movimientos obreros fueron traicionados, y muchos se matricularon con el fascismo o la socialdemocracia, enterrando así la posibilidad de una propuesta socialista.
Pero entonces la pregunta es -¿por qué sindicatos, partidos progres, están metidos en esto? Los sindicatos están buscando por todos los medios, ser una instancia permanente de la toma de decisiones de la burguesía, garantizar su condición de burócratas mediadores de la lucha de clases. Y los partidos socialdemócratas, pretenden abanderarse como los que están inscritos en la Realpolitik, es decir, llegar al mejor mundo que le sea posible a la burguesía imperialista. Lo que pretenden no es otra cosa que negociar y solicitar migajas a la burguesía, o en todo caso, gestionar de la manera menos brutal, si es posible, el colapso del capitalismo. El sindicalismo, la socialdemocracia, van a presentar cualquier proyecto de este estilo, que es al final una forma de Ajuste Estructural con su aval, como la panacea de la lucha de los pueblos.
Un nuevo Plan Marshall, no va ser otra cosa que un nuevo plan de ajuste global en función de negociar un mínimo de generación de empleos, a cambio de homogenizar las condiciones laborales y de inversión en los países a favor de los grandes capitales. Probablemente lo de Plan Marshall, va en la línea de que el Estado termine asumiendo los riesgos de esta aventura, la burguesía saque réditos, genere un mínimo de empleos y los sindicatos terminan ofreciendo una bolsa de empleo amparada por el Estado como gran conquista del trato, y la garantía de una sindicalización ya definida y condicionada por los acuerdos. Sin embargo, esta realidad no modificaría las profundas dimensiones de la crisis sistémica global, simplemente sería una forma de seguir pateando la bola para delante unos años más, hasta nuevamente, sin mucha sorpresa, aflore todo con la misma o más fuerza la dinámica de Capitalismo Agotado.
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