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¿Hacia dónde va Chaves?

  • Foto del escritor: Max Pérez
    Max Pérez
  • 8 jul 2022
  • 4 Min. de lectura

La caracterización del gobierno de Chaves no es sencilla. Algunas medidas que toma y la forma poco ortodoxa de llevarlas adelante parecieran enfrentarlo contra el “establishment” y podrían hacer creer que al menos es benevolente con la clase trabajadora y el pueblo, otras se ubican claramente en función de los capitales internacionales y por facilitar la sobre explotación laboral. ¿Cómo caracterizamos a Chaves entonces?.


Algunas de las medidas que podríamos llamar progresivas son la flexibilización de las reglas fiscales y el descongelamiento de la contratación en el sector público. Ambas medidas pueden tener un impacto positivo sobre los servicios públicos, generando además empleo. Ambas medidas lo enfrentan contra los sectores más recalcitrantes de la derecha que apuntan a una destrucción acelerada de lo que queda del Estado Social de Derecho, y a los que no le importa mucho el desempleo o prefieren conseguirlo en un mercado informal creciente, en el que no existe ningún derecho laboral.


Otra de sus medidas ha sido golpear a altos funcionarios del estado por contrataciones ilegales, beneficiarse de estos y tejer toda una red burocrática donde todo tiene que pasar por los mismos ¿Estamos en contra de esto? No, pero se queda corto y dentro de los márgenes del propio sistema que genera estas prácticas. Es claro, hay todo un entramado en los altos mandos del estado que hacen imposible cualquier política de la cual no obtengan beneficio ellos y los burgueses que representan, son parásitos del capital, por lo que hacemos unidad de acción con medidas que quieran romper con esto. Sin embargo, lo de Chaves no va en camino a tener un estado a favor de la clase trabajadora y que está con mecanismos democráticos de una u otra manera tome decisiones, el gobierno quiere un estado eficiente donde las inversiones de los grandes capitalistas entren sin trabas y todo aquel que quiera "invertir" en el país tenga poca tramitología y no tenga que pagar el "peaje liberacionista".


Al mismo tiempo impulsa medidas contra nuestro código de trabajo, como legalizar la jornada de 12 horas, normalizando la súper explotación de la clase trabajadora a niveles pre industriales. Combina esto con un empuje “de alfombra roja” a la apertura de nuevas zonas francas que se beneficiarían de las masas trabajadoras con menos derechos y condiciones.


La defensa de los derechos democráticos le importa mucho menos a Chaves que al PAC. No con esto queremos decir que el PAC avanzó mucho en este terreno, pero sí que fue la bandera discursiva que lo llevó a ganar el segundo mandato contra los evangélicos. Esto lleva al progresismos a hacer una lectura muy simplista, algo asi como Chaves es el enemigo número uno, por estar en contra de los derechos democráticos, sin hacer una análisis completo de todas las políticas y asumiendo explícitamente o implícitamente que existen otros sectores de la burguesía que si los defiende.


En el campo internacional Chaves ha mostrado un pragmatismo, que la burguesía más política y con más historia, ha visto con malos ojos. La vieja burguesía por ejemplo ha condenado agresivamente cualquier atisbo de normalización de la relación con Nicaragua. Chaves no creemos que tenga ninguna afinidad por los gobiernos progresistas latinoamericanos, ni por la autodeterminación de los pueblos, pero, como todo pragmático prioriza el negocio, a la ideología. Cuba no le representa mucho y por eso no tuvo reparo en cancelar acuerdos inofensivos de cooperación cultural. Nicaragua tiene mucho más importancia para nuestro comercio.


La realidad del sistema capitalista es muy convulsa, las crisis se profundiza, en el campo económico existe una inflación descontrolada en todo el mundo, la bolsa tiene una caída histórica; en el político-militar la guerra entre Rusia y Ucrania (OTAN) no vislumbra una salida rápida, el enfrentamiento Estados Unidos - China se acelera. Todo esto nos hace pensar que ya estamos o estamos a las puertas de una nueva recesión, la continuación de la del 2008, que desde nuestro punto de vista tendrá una mayor profundidad y alcance.


En este marco político es difícil, diríamos que casi iluso pensar que vamos a encontrar coherencia política. Lo que existe es una maraña de contradicciones, cada uno tratando de sobrevivir a como pueda, con una cobija que cada vez cubre menos gente y con ningún sector de la burguesía en el mundo que proponga una salida a los grandes problemas que enfrenta la humanidad.


Las contradicciones de Chaves no son más que el resultado de esta incertidumbre. El reflejo de una clase media desesperada por el acelerado ritmo en que se empeoran sus condiciones de vida, haciendo su proceso de ensayo y error, apostando a partidos con meses de ser creados, buscando un mesías que le permita reanudar su esperanza de ascenso social.


Ante la ausencia de una política socialista (o al menos de izquierda clasista), sectores importantes de la clase trabajadora, como ANEP, u otros sindicatos obreros se han embarcado en el intento. Chaves apunta a tenerlos de su lado para pelear el pulso que tiene con los sectores más tradicionales de la burguesía, no en función de la clase trabajadora, en función de los sectores que representa, pero tal vez haciendo algunas concesiones de por medio.


Los socialistas tenemos que trabajar en una propuesta alternativa, en explicar que solo mediante una herramienta política propia y confiando en nuestra propias fuerzas podremos dar solución a nuestros problemas.


En lo inmediato podremos estar de acuerdo en una u otra medida, por ejemplo, estamos a favor de que anule la regla fiscal y de que se rompa con el congelamiento de las plazas en el sector público; pero estamos absolutamente en contra de ampliar la jornada laboral, y de cualquier medida que pretende generar empleo precarizando aún más la condiciones de la clase trabajadora. Es más, hace tiempo venimos hablando sobre la necesidad de bajar la jornada laboral a 6 horas, con el mismo salario, para generar más plazas, es un sinsentido ampliar la jornada cuando ni siquiera se puede garantizar el pleno empleo con la jornada actual. Todas estas son decisiones (apoyar o criticar alguna política del gobierno) tácticas, que no eximen a los socialistas de nuestra tarea central, construir un partido propio.


La burguesía es incapaz en Costa Rica y en el mundo entero de sostener lo que queda del Estado Social de Derecho, de defender los derechos democráticos, de garantizar trabajo digno para todas y todos. Estas son tareas que solo podrán ser llevadas adelante por la clase trabajadora.


Por una respuesta socialista a la barbarie capitalista!


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