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Quienes Somos

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Documento Fundacional del Núcleo Socialista Revolucionario. Setiembre 2020

Documento Fundacional del Núclero Socialista Revolucionario.  Setiembre 2020.


 

El capitalismo y la situación mundial

 

La situación mundial es tal, que se está en presencia de un momento histórico donde se debate la posibilidad de que la humanidad y gran parte de la vida sobre el planeta, desaparezca, o que de una vez por todas, se empiece a construir una nueva forma de vida a lo interno de la especie humana y su relación con el ecosistema. Una extinción que no es provocada por el movimiento geológico de la Tierra, sino que deviene del modo como la humanidad se relaciona entre sí y con la Naturaleza, una relación dominada en su totalidad por la dinámica del sistema capitalista.

 

Los tiempos actuales sacan a la luz las contradicciones más profundas que arrastra la civilización humana. Por un lado enmarañada dentro del entramado de la economía capitalista, la cual es cada vez  más incapaz de maniobrar entre la ganancia, la acumulación de capital, y las demandas mínimas de los pueblos del mundo, y por otro lado, presionada por ver cada vez más cerca como las condiciones mínimas ecológicas para la sobrevivencia de la especie colapsan, un colapso que deviene del mismo proceso del capitalismo en la sobreexplotación de los recursos naturales. El proceso histórico actual, pone en entredicho todos los niveles de relación que existen en la biosfera, desde los procesos culturales humanos, hasta los procesos de la microflora de los mares.

 

Como sostenemos que lo que sucede hoy en día con el ecosistema no es propio del devenir de la geología, sino del proceso de la especie humana en su construcción, así como también lo son las actuales condiciones de vida de las poblaciones, entonces tenemos que desenmarañar los tejidos que tienen a la humanidad sumergida en esa forma de organización que determina lo político, las formas de interacción de la especie.

 

La fase imperialista, el agotamiento del sistema

 

El sistema capitalista se encuentra en su fases más avanzadas, la fase imperialista, y por consecuencia su fase de agotamiento. El imperialismo es la concentración del capital financiero, de los recursos naturales, del comercio, del trabajo industrial, agrícola y de servicios, en manos de una sola burguesía. Estados Unidos sigue siendo desde la segunda guerra mundial, el país que lleva adelante la batuta imperialista. Su hegemonía militar, financiera, geopolítica, es la más poderosa del planeta, sin embargo, en decadencia. Al ser el imperialismo la forma de concentración del poder más profunda del capitalismo, y la más avanzada, su expansión solo se puede dar por dos caminos: destruyendo al resto de burguesías y/o sometiendolas a su proyecto, y profundizar a más no poder la sobreexplotación de la naturaleza y del trabajo humano.

 

La clase trabajadora mundial se está topando con una caída en picada de su capacidad para garantizar sus condiciones de vida mínimas. Las tasas de explotación están tocando el límite, por un lado la burguesía se ve obligada a intentar sostener una capa de consumo dentro de la humanidad que pueda comprar mercancías y servicios, para lo cual es necesario sostener el salario y expandir la capacidad financiera crediticia, y por otro, seguir reduciendo los salarios a nivel mundial. Hace unas décadas atrás que la burguesía es incapaz de sostener el crecimiento productivo y continuar expandiendo el trabajo y el salario. La competencia capitalista, llevada a tal punto en el orbe, desembocó en el agotamiento de los mercados, desembocó en sobre-oferta de mercancías y servicios, desembocó, por consecuencia, en desempleo y bajadas de salario. En este punto, desde 1970 para ser exactos, la acumulación de capital se da principalmente, a través del capital financiero, la tenencia de deuda, la especulación, y expropiando la poca riqueza de instituciones públicas, bajando salarios, aumentando las tasas de explotación, e incrementando el desempleo. Para el imperialismo resolver la contradicción entre la acumulación de capital, y satisfacer las demandas de la población, tendría que refundar el capitalismo, lo cual es imposible, pero acercarse lo más posible, es una necesidad impostergable para sostenerse lo más que pueda.

 

La burguesía y su necesidad de guerra

 

La necesidad de llevar adelante una guerra para hacerse de la producción y los recursos de otras burguesías, y desaparecer una gran parte de la población, es una necesidad que empuja al imperialismo, inevitablemente, a llevar adelante la guerra en todas sus dimensiones. Desde el nivel comercial, diplomático, financiero, psicológico, hasta el nivel militar en el sentido más clásico. El capitalismo está siendo empujado por su propio peso, a provocar un enfrentamiento entre los pueblos del mundo y la burguesía, y un enfrentamiento entre Estados Unidos, China, Rusia, Irán, y todo el resto de burguesías que pretendan emprender un proyecto propio, en algunos casos, proyectos proto-imperialistas.

 

El caso de Venezuela, Nicaragua, Palestina, Siria, Líbano, Irán, Cuba, y su confrontación con Estados Unidos, lo entendemos como parte de la profundización del dominio del imperialismo en el mundo, como parte del proceso para poder derrotar al movimiento de masas y su resistencia a través de gobiernos burgueses cuasi-nacionalistas, con tintes particulares cada uno. Los gobiernos llamados progresistas, bolivarianos y antiimperialistas, son formas de lucha a las que va recorriendo la clase trabajadora para enfrentarse a la barbarie que va generando el imperialismo, y como tales, son un obstáculo para incrementar su dominio político y económico sobre los territorios, las poblaciones, y los recursos naturales.  El movimiento de masas sigue intentando de diversas formas, defender un mínimo de acceso a la riqueza, a la tierra, al trabajo, y en ese proceso se enfrenta inevitablemente al imperialismo, y en muchos casos, a las burguesías locales, socias o no del imperialismo.

 

Medio Oriente

 

En el caso de Medio Oriente, es la zona más convulsa del planeta, la que mantiene el más alto nivel de conflicto a nivel mundial. La zona se ha convertido, desde los 90, y antes con Israel, en uno de los campos de disputa principales por parte del imperialismo norteamericano. Sin embargo, hasta el momento, Estados Unidos no ha logrado imponer su hegemonía política en la región, y ha despertado un profundo sentimiento antiimperialista, acompañado de movimientos musulmanes e islámicos. A pesar de no imponer el régimen que hubiera deseado, el imperialismo ha logrado hacerse de gran parte de los recursos de la región, inclusive parte de los recursos Sirios, donde hay presencia de Rusia. Siria, fue el lugar donde se pudo vislumbrar la capacidad de Rusia para poder enfrentar y hacerle un contrapeso a Estados Unidos. Presionados por el avance del imperialismo estadounidense, y el caos que va generando tras de sí, Rusia se ve cada día más obligada a participar de problemas geopolíticos de la lucha de clases aún con más fuerza si quiere sostener una especie de proyecto como el que pretende Putin y la burguesía Rusa.

 

La entrada de Rusia

 

Rusia por un lado se vio asediada por la intervención del imperialismo en Ucrania, que fue conejillo de indias con el objetivo de ser usada para llevar adelante agresiones contra Rusia en todas direcciones, desde fortalecer tendencias políticas anti rusas, hasta financiar grupos militares privados, grupos de mercenarios y de extrema derecha que saboteen y ataquen la expansión de Rusia. Sin embargo, Rusia continúa fortaleciendo sus lazos con Europa en términos económicos, principalmente energéticos, y sumado a esto, Europa no tiene la fortaleza para enfrentarse abiertamente a Rusia como lo hace Estados Unidos. Esto ha provocado una ligera incertidumbre sobre las relaciones que tiene Estados Unidos con sus socios europeos, y plantea la posibilidad de que siga perdiendo terreno en esta zona del mundo. La situación Europea es tal, que las potencias que dirigen su rumbo se encuentran asediadas de tal forma por la crisis de la economía capitalista, la crisis migratoria, la crisis energética, que tiene que sopesar entre la expansión del dominio y su pretendido carácter imperialista, y la sobrevivencia de una cierta estabilidad política, que implica, incluso, ceder en gran parte a Rusia. Estados Unidos ha intentado por diversos caminos atacar esta influencia de Rusia sobre Europa, especialmente los tratos que tiene con Alemania en términos energéticos y otros rubros comerciales, pero, los márgenes de acción del imperialismo, para poder superar a Rusia, no le son alcanzables. Su producción de frackin es excesivamente costosa, y los precios no se acercan en nada a los precios a los que vende Rusia su gas a Alemania a través del gasoducto que construyeron en conjunto. En algún momento se habría visto una capacidad para subsidiar esta situación por parte del imperialismo, o al menos, pagar los costos de un gas más costoso por parte de Alemania con tal de mantener su relación más estrecha con el imperialismo norteamericano, sin embargo, tanto Estados Unidos como Alemania y la Unión Europea, son azotados por una crisis que cuestiona y golpea los márgenes de acumulación de capital que mantienen sus burguesías, una crisis que empuja aún más el aumento de la tendencia decreciente de la ganancia de la burguesía, obligando a jugar entre dos caminos contradictorios; ceder a la influencia ruso-china y su capacidad económica, que le da ventajas en términos económicos, o doblegarse a las imposiciones del imperialismo norteamericano en función de verse protegida de su poder político, y tenerlo a su vez como un aliado de sus ya de por sí muy desgastados proyectos.

 

La situación Europea

 

Europa en estos momentos está sufriendo de una manera abrupta, la pretendida Unión Europea, dirigida por Francia y Alemania. La Unión Europea ha sido el intento en vano de la burguesía europea por consolidarse como un bloque que puede disputar e intervenir en la dinámica económica y política mundial, sin embargo, no ha pasado de ser un actor con un relativo poder diplomático y comercial, pero no con el poder suficiente para disputarle un espacio a Estados Unidos, Rusia y China. El surgimiento de movimientos de extrema derecha, neonazis, y fascistas, aparece cada vez con más fuerza frente a la crisis europea. Reino Unido se ha lanzado a salir de la UE a través de un referéndum en el que se impuso el movimiento nacionalista, movido por la nostálgica idea de que Reino Unido debe tener su propio proyecto independiente al resto de Europa. LePen en Francia está llevando adelante las mismas posturas, reivindicando un capitalismo nacional, con una burguesía nacional fuerte que pueda sostener la estabilidad interna de los países, volviendo a los discursos de la disciplina, el inmigrante como enemigo, valores conservadores, y un Estado plegado a proyectos nacionalistas lo suficientemente fuerte como para soportar los desastres a los que se dirige el mercado. En Suiza gana fuerza la extrema derecha, en países del Este, en España apareció Vox, en Ucrania continúan los grupos neonazis atacando las calles.

 

En este mismo escenario apareció la coalición de Unidas Podemos y el Partidos Socialista Español, que en este momento manejan el gobierno español. Se vislumbran entonces escenarios de acuerdos nacionales entre sectores burgueses, sindicatos, y partidos socialdemócratas, los frentes de extrema derecha con proyectos particulares entre cada uno, los proyectos de la burguesía pro globalización, apelando a los organismos financieros internacionales como los grandes directores de orquesta del mundo, la burguesía a favor de la mundialización, como la de Trump, que impulsa todo tipo de medidas unilaterales, rechaza los Tratados de Libre Comercio, y busca que Estados Unidos recupere su capacidad para intervenir en el mundo en el momento que sea necesario. Hay un abanico de posibilidades que se abre en medio de la crisis más profunda del sistema, pero en todas las posibilidades, no se asoma, ni a lo lejos, una posibilidad de un frente socialista revolucionario.

 

La Pandemia

 

El Sars-cov2, virus que provoca la enfermedad Covid19, ha generado tal situación mundial, que la crisis se ha acelerado como nadie lo esperaba, y ha profundizado la monopolización de sectores de la economía, ha quebrado a gran cantidad de burguesías alrededor del mundo, ha terminado por destruir los ya colapsados sistemas de salud públicos, se ha incrementado el desempleo y la pobreza a niveles históricos, y ha terminado por demostrar la incapacidad que tiene el capitalismo para solventar este tipo de contingencias en la humanidad. Los grandes hacinamientos alrededor de las grandes urbes por la concentración del capital, la ganadería y la agricultura sometidas a una producción industrial que ha venido contaminando los alimentos con venenos, agroquímicos, innumerable cantidad de antibióticos, preservantes y una serie de tóxicos que están perjudicando gravemente la salud humana y de los ecosistemas; el capitalismo ha venido provocando un desequilibrio radical de todos los organismos y sistemas biológicos, que está desencadenando epidemias inmanejables, migraciones de virus y bacterias de hábitats naturales destruidos por la sobreexplotación de la naturaleza, la muerte de la diversidad biológica que termina por socavar la capacidad de los ecosistemas de mantenerse autorregulados, desencadenando desastres ambientales y sanitarios como el calentamiento global, desastres de magnitudes globales como la Covid19.

 

Neokeynesianismo

 

Este escenario de Pandemia, y el desastre de los Estados y gobiernos más neoliberales, ha provocado un auge de las propuestas neokeynesianas, las propuestas de un nuevo Gran New Deal, grandes pactos entre sindicatos y burguesías, las propuestas de un capitalismo verde y de derechos humanos. El surgimiento de la Internacional Progresista es parte de estos intentos. Estos frentes son parte de las respuestas que tienen algunos sectores burgueses para poder afrontar la situación actual mundial, con la ilusión de que pactos de este estilo, van a significar el resurgimiento de la bonanza y el crecimiento económico, promovido por una relativa distribución de la riqueza. Además, estos sectores siguen apasionadamente el curso de la IV Revolución Industrial, en lo que ponen las esperanzas de que signifique un gran crecimiento económico. Sin embargo, la actual fase imperialista, está en un nivel, en que una redistribución de la riqueza significa un enfrentamiento directo con su devenir, con su poder. Los neokeynesianos están con la idea de que gobiernos progresistas, desde el aparato burgués, lideren una ofensiva contra el capital financiero que permita invertir ese capital en la generación de servicios, mercancías, y empleo. Dividen a la burguesía de una manera artificial, entre una que arriesga, invierte, y ayuda al desarrollo de la humanidad, y otra que solo se dedica a la especulación financiera. Lo que no ven los neokeynesianos, es que es el mismo capital, es la misma burguesía, que en tal grado de desarrollo y de agotamiento de los mercados, se ve obligada a conquistar su acumulación a través del juego financiero. Los progresistas, como el papa, vienen con la idea de que es posible hacer un gran pacto entre todos los sectores junto con los burgueses tenedores del capital, para que estos cedan sus riquezas, generen economía, y el mundo salga de esta dinámica en la que está sumergido desde 1970, una dinámica de sobreacumulación, sobreproducción, crisis de realización del mercado, sin embargo, el resultado del capitalismo, su desarrollo, es precisamente este.

 

China e India, son actualmente los grandes espacios en el mundo que todavía tienen bastante margen de crecimiento antes de que encuentren algún tipo de agotamiento capitalista, y es en este sentido que el imperialismo se mueven con bastante fuerza hacia estas latitudes del mundo, buscando, de manera desesperada, dominar los pocos espacios en los que todavía hay alguna especie de crecimiento económico, crecimiento de la tasa de ganancia. China por su parte, acelera su camino de potencia proto-imperialista, todavía incapaz de alcanzar los niveles de poder de Estados Unidos, pero que se vislumbra con mucha fuerza, como la posible dirección del capitalismo mundial; guerra mundial mediante.

 

Direcciones cuasi-nacionalistas

 

Las resistencias en el mundo, a pesar de estar en un panorama tan desolador, no se detienen. Palestina, Chile, Ecuador, Puerto Rico, Colombia, y ahora Estados Unidos. Las masas simplemente no pueden seguir sosteniendo su sobrevivencia bajo las actuales condiciones del capitalismo, el problema es, como mencionamos más arriba, que dentro de todo el abanico de posibles caminos y direcciones que se aparecen en el espectro político mundial, ninguna toca el socialismo, y este es uno de los factores que más agobian la posibilidad de un triunfo de las masas sobre el capital. Ninguna de las opciones, destruye el capitalismo o pretende llevar adelante una transición. Lo más a la izquierda que podemos observar, es Cuba y Venezuela, sin embargo, la primera sigue sumergida en el estancamiento del socialismo en un solo país, que la ha obligado a llevar adelante medidas de restauración al capitalismo, y la segunda sigue bajo la dirección de una burguesía cuasi nacionalista, que se ha visto protegida por la Revolución Bolivariana respecto al imperialismo, y que le ha permitido a su vez, enriquecerse de las actividades de la producción estatal.

 

Estas direcciones aparecen en medio de procesos de lucha, y son mecanismos mediante los cuales, distintos sectores de la población mundial han buscado enfrentarse, aunque sea de manera inconsciente, al imperialismo y a la barbarie capitalista. La búsqueda por recuperar el empleo, la tierra, y un mínimo de riqueza obligan a las masas a buscar distintos caminos, y en esa búsqueda aparecen desde las posiciones socialdemócratas reformistas, que pretenden sostener el llamado capitalismo de rostro humano, hasta las tan anheladas posiciones socialistas revolucionarias que siguen en la ausencia. La construcción de una dirección revolucionaria tiene que pasar por una reivindicación de la memoria histórica, de los triunfos y errores revolucionarios del pasado, y en ese sentido, la búsqueda por construir verdaderos partidos Socialistas Revolucionarios que puedan liderar la lucha por el socialismo, son de los puntos en los que más débil se muestra la resistencia en el mundo, resistencia que debido a este mismo factor de crisis de dirección revolucionaria, no puede pasar a la ofensiva, y lo más que logra es sostener un poco más de tiempo las conquistas del Estado Social de Derecho, pero no avanzar en la construcción de un nuevo Estado y una nueva sociedad.

 

La mayoría del espectro de izquierda, se encuentra obsesionada con los acuerdos burocráticos, las unidades con cualquier tipo de sector medio progresistas, ampliar su apoyo popular a costa de sacrificar propuestas más radicales, y esto ha conducido al abandono más profundo de la propaganda, la construcción de organización de la base trabajadora sobre un programa socialista, y abandono por su puesto de la construcción de un programa general que permita vislumbrar el camino hacia la nueva sociedad, un programa que debe ser asumido desde las bases y los sectores obreros, de lo contrario, el poder de la burguesía va torcer cualquier intento de transformar el capitalismo. Un movimiento debe por principio, privilegiar la construcción y organización popular democrática, para poder garantizar el triunfo frente a cualquier lucha contra la burguesía, pero si los pretendidos proyectos de transformación siguen descansando en el régimen burgués, los golpes de Estado como el de Bolivia, Brasil, Paraguay, Honduras, van a ser la tónica para los próximos años. El régimen burgués es incapaz de garantizar una transformación al socialismo precisamente porque el socialismo implica su destrucción, implica la creación de un nuevo poder democratizado en las Comunas y los Centro de Trabajo, es decir, el socialismo va a construir una nueva forma de Estado, y como tal, el viejo régimen debe ser quebrado en algún momento, pero es precisamente el hecho de que sigan dominando burguesías nacionalistas los procesos de lucha contra el imperialismo, lo que impide dar el salto a la profundización de los intentos revolucionarios.

 

La situación de Estados Unidos

 

Estados Unidos vislumbra un escenario de ingobernabilidad relativa, hay una crisis profunda a lo interno de la burguesía imperialista. La crisis del capitalismo es tal, que decidir cuál es la táctica para seguir siendo la hegemonía mundial, está en un momento muy endeble. Trump se ve cada vez más aislado, cercado por el Pentágono y otras instituciones del Estado yankee, con protestas masivas por parte de toda la población negra contra todo el profundo entramado de racismo histórico y estructural sobre el que se ha construido Estados Unidos, que muy claramente sigue sin poder garantizar, y peor aún, de destruir los derechos democráticos mínimos. Ya se han visto brotes de proto-guerra civil, de intervención del ejército, y los disturbios se siguen extendiendo. La idea de Trump de liderar un proceso de reindustrialización a lo interno de Estados Unidos, sigue teniendo enemigos muy fuertes por parte de todo el sector informático, que sobrevive de la transnacionalización de su producción. La guerra con China solo ha venido afectando más a fondo la capacidad de Estados Unidos, que cada vez ve cómo la política de las sanciones van conduciendo al fortalecimiento de relaciones por fuera de las condiciones del imperialismo, que ponen en entredicho el poder del dólar como moneda mundial. Por otro lado, Biden, se ve como un candidato muy frágil, intentando liderar todo el proceso de la globalización, cobijado por el discurso añejo del Partido Demócrata de promotores de derechos democráticos. La adhesión de Sanders le dio cierta fuerza, y la necesidad de sacar a Trump lo hace ir recogiendo más votos. Sin embargo, los demócratas, apuestan por un modelo que amplía la dependencia a China y muchas partes del mundo, pierden centralización para poder enfrentar un posible conflicto bélico. Además la figura de Ocassio Cortez no termina de consolidar un bloque fuerte que permita recoger la fuerza para superar a Biden, o en todo caso, formar una nueva fuerza fuera del Partido Demócrata que permita llevar adelante una organización revolucionaria. Sin embargo, Ocassio Cortez tampoco se ha definido, ni abiertamente, ni en sus propuestas, como revolucionaria o socialista, sigue cayendo dentro del discurso de un poder popular abstracto, con un Estado Social de Derecho mínimo que vaa a controlar y regular el capitalismo.

 

La situación nacional en Costa Rica

 

En Costa Rica, el viejo Estado Social de Derecho,  que no es otra cosa que un niño pequeño en medio del fuego cruzado, es el eje de lucha de todo tipo de movimientos que aparecen, es decir, el carácter defensivo, limosnero de los movimientos sociales. Además las cúpulas sindicales, que se hunden en el economicismo, los últimos años se han venido obsesionando con que se les otorgue un espacio permanente de negociación con la burguesía y el gobierno. La burocracia sindical ha sido incapaz de sostener una lucha necesaria frente a los actuales tiempos de crisis, muy al contrario, está paralizada, llevó a la derrota una de las huelgas más grandes de la historia reciente del país, llevando al desgaste a todo el movimiento, con tácticas añejas, ineficientes, incapaces de incorporar al resto de la población en la lucha. La burocracia sindical sigue generando un fuerte daño a la resistencia de masas en el país. La ausencia de táctica, de estrategia, de programa, la falta de trabajo y formación política de las bases, es el denominador común en todo el sindicalismo nacional. La burocracia sindical en estos momentos, se encuentra paralizada por la situación, simplemente no reaccionan, mientras el barco se hunde y lo hunden. El país sigue avanzando en la agenda de los organismos financieros internacionales, ahora entrando a la OCDE, un organismos que termina por socavar el mínimo de autodeterminación que le quedaba al gobierno y al Estado costarricense. El Banco Mundial ha venido trazando las hoja de ruta para la educación pública, el Ministerio de Seguridad, el Ministerio de Ambiente, el MEP, y en general ha venido determinando el modelo del país, arista por arista. El FMI sigue estableciendo las políticas más urgentes para sostener ese modelo, insisten en el recorte, en el pago de la deuda, y en más impuestos. Ahora con la OCDE se termina por completar un círculo de imposiciones y hojas de ruta que terminan por definir, de acuerdo a los criterios de la burguesía imperialista, tal y como debe ser el país, todo en función del mejor ambiente para la acumulación de capital en todos los términos. Y como instiamos antes, la situación del capitalismo es la peor de su historia, y adaptarse a sus actuales exigencias, no es otra cosa que profundizar con fuerza, las condiciones de miseria, pobreza, desempleo, que genera el imperialismo, el saqueo definitivo de las riquezas que se producen en el territorio nacional.


 

Después de dos gobiernos del PAC, triunfos que tuvieron su razón en la necesidad de la población de sacar del gobierno al bipartidismo del PUSC y el PLN, el país sigue la hoja de ruta que habían marcado los gobiernos anteriores. El ataque al sector público, tratados de apertura comercial, la militarización de la Fuerza Pública, el endeudamiento y el pago de la deuda interna y externa como eje del presupuesto público, la destrucción de la pequeña actividad económica local, el aval al modelo exportador de monocultivo, la profundización del modelo de Inversión Extranjera Directa y de Zona Franca, la implementación de un Plan Fiscal cargado sobre el grueso de la población, sostener una ofensiva diplomática contra los proceso de Nicaragua, Venezuela y Cuba, y seguir al pie de la letra las hojas de ruta trazadas por los organismos financieros internacionales ha sido la política de los últimos dos gobiernos. El PAC no llega al poder por el apoyo a un proyecto propio, llega al poder como respuesta de la población a lo que venían generando las políticas del bipartidismo, el TLC, y en general el modelo país que se empezó a implementar desde el primer PAE en el gobierno de Luis Alberto Monge. La debilidad con la que llega el PAC al poder, su origen de clase media sin apoyo popular, su incapacidad para construir un peso político, lo ha llevado a que tenga que adaptar todo su programa a las exigencias de la burguesía, ha sido incapaz de sostener la mínima ruptura que planteaban a las políticas neoliberales. Hoy el PAC está diezmado, se han introducido en su gobierno cualquier cantidad de figuras del bipartidismo, le han quitado ministros, y lo han obligado a que siga la agenda de la burguesía representada por la UCCAEP.

 

La organización revolucionaria como alternativa necesaria

 

La única manera de enfrentar a la burguesía, al imperialismo, a las burguesías locales, pasa por construir un poder político propio de la clase trabajadora, organismos políticos con una estrategia, una táctica, y una necesidad organizativa y de formación de militantes, con propuestas propias que vayan dirigidas a que haya una profundización del poder popular, del poder obrero sobre las decisiones del territorio, que vayan dirigidas hacia el incremento del poder de clase trabajadora sobre la riqueza, la tierra, la producción, la organización territorial, y en general sobre la vida de la sociedad. La burguesía tiene un peso político por su tenencia del capital, de los recursos, de Estados que sostienen y perpetúan  su condición de clase, sus monopolios  y propiedad privada sobre las mercancías, servicios, los recursos, el comercio, el conocimiento. Sin embargo, la burguesía sólo es capaz de sostenerse en la cima, cuando la clase trabajadora no encuentra una salida a su explotación, no tiene una salida a su paupérrima situación. Esta condición subjetiva en la que la clase trabajadora no tiene otro camino que el capitalismo, y no hay organizaciones ni núcleos a lo interno de la sociedad que intenten construir uno, el dominio ideológico de la burguesía, incluso en los momentos de mayor crisis del sistema, se va imponer. Es la construcción de una organización revolucionaria, lo que nos parece, y así nos da el crédito la historia, puede quebrar ese sentimiento de derrota, esa confusión e incertidumbre por el futuro, e impulsar a las masas a luchar por una nueva sociedad que tiene su potencia  en toda la enorme capacidad cultural y recursos naturales del planeta que hay actualmente, una capacidad construida por un largo recorrido histórico a través de diversas formas de producción, diversas formas de organización social, una potencia que ha ido construyendo la humanidad, una potencia que es la que puede impulsar a la humanidad a dar el salto a un nuevo momento histórico, y asentarse de esta forma, en un nuevo proceso evolutivo. El nuevo proceso evolutivo de la humanidad pasa por liberar de una vez por todas, esa particularidad suya como especie, que es el trabajo, que es la cultura, la política, la libertad. Sin embargo, la historia de construcción de la cultura, no ha significado necesariamente que la humanidad define la dinámica social, o que define su historia y su relación con la naturaleza. Las formas en las que se han organizado las sociedad humanas, han tenido mediante, una lucha de clases, una división del poder político y manejo de los recursos y riquezas de la población, de las relaciones políticas. La humanidad nunca a lo largo de su historia, ha dirigido su propio proceso de manera libre con la participación consciente de sus miembros. Ha reinado la alienación, el sometimiento del trabajo y de la organización humana a un fin ajeno, no decidido, que no es conscientemente construido, sino que es el resultado de intentos de las distintas sociedades para organizarse en función de sobrevivir, para garantizar su permanencia y estancia en el ecosistema. Hasta el momento todas las formas de organización humanas, han sido sobre la base de la división de clases, división entre un sector que maneja y dirige al resto de la sociedad, tiene poder político, y otro que carece de este, se encuentra sometido por una estructura social y política en la que no tiene injerencia. Hoy nos encontramos en tal punto de avance del conocimiento, la técnica, la ciencia, el arte, la educación, el autoconocimiento de la especie, la tecnología, las fuerzas productivas, que sostenemos que la humanidad tiene en potencia la posibilidad de dar el salto a una sociedad absolutamente democrática, de trabajadores y trabajadoras, donde no existan los dueños del trabajo o de los recursos, una sociedad donde todos los miembros de la sociedad participan de manera activa, consciente, en todos sus espacios de vida, donde es la organización libre entre trabajadores y trabajadoras la que hace operar la dinámica de la sociedad y no ya el sometimiento de una clase sobre la otra. La necesidad de matar las clases sociales, pasa por la construcción de un nuevo Estado donde el poder político se ejerza desde la organización comunal obrera, y para eso es necesario la socialización de todos los recursos del planeta, de todas la producción económica, para poder empezar a planificar democráticamente, en una sociedad de trabajadoras y trabajadores, el rumbo de su camino evolutivo dentro del planeta Tierra. Mientras exista el capitalismo, y la burguesía maneje la dirección del mundo, la humanidad se va acercar cada vez más, en medio de la barbarie, la pobreza, la guerra, la miseria, y el desastre ecológico, a participar de la sexta extinción masiva de la vida.

 

Nuestra propuesta

 

Frente a esta situación, hemos tomado la decisión de formar un Núcleo Socialista Revolucionario, con la necesidad de aportar en la construcción de propuesta y organización socialista. Sostenemos que lo que hoy vivimos como humanidad, ocupa de la formación de grupos organizados, con un programa para la construcción del socialismo, bajo la toma de decisiones asamblearias, que se esfuerzan por ir construyendo la formación de nuevas y nuevos socialistas, que puedan reproducir y crear propaganda, agitar las propuestas para llevarlas a la lucha, profundizar la lucha por el socialismo. Es necesario que el arte, la educación, construcción, ingeniería, comercio, agricultura, ciencia, y todos los sectores trabajadores de la sociedad,  empiecen a participar en la construcción de la propuesta de una nueva sociedad, que extraigan de lo concreto la posibilidad del socialismo, que propongan la democratización de sus oficios, de los recursos, llevar adelante la organización de la clase trabajadora en función de superar el capitalismo, llevar adelante el debate acerca de cómo se pueden ir socializando los diversos espacios de la sociedad, desde las empresas, hasta los aparatos de gobierno y del Estado, y las luchas necesarias, la táctica para poder triunfar en este camino.

 

Los Núcleos Socialistas Revolucionarios, los vemos como un primer momento en la construcción de un Partido Socialista, el cual va ser el resultado del trabajo constante y sistemático desde todos los sectores y Núcleos en la propaganda y construcción de propuestas socialistas, en la toma de dirección de ciertas luchas. Es necesario como punto de partida, que se lleve adelante la educación y espacios de formación para la recuperación de la memoria histórica, recuperar el trabajo revolucionario desde los centro de trabajo, recuperar la capacidad organizativa para enfrentar a la burocracia y la burguesía, recuperar el debate y construcción de una propuesta por un nuevo mundo, una propuesta construida abiertamente por la necesidad de un mundo socializado que supere la propiedad privada.

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