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Nicaragua, Covid 19 y los socialistas

  • Foto del escritor: Oscar Rivas
    Oscar Rivas
  • 27 jul 2020
  • 5 Min. de lectura

Actualizado: 6 nov 2020

Nicaragua, Covid 19 y los socialistas


La coyuntura del Covid 19 ha puesto en discusión la incapacidad de la burguesía mundial para hacerle frente a los problemas de la humanidad. Aún hoy, luego de varios meses de pandemia, las medidas siguen siendo de carácter económico formal con una combinación de criterios sanitarios (los cuales se dan por la presión de los de abajo para salvar su vida biológica) o bien, la no aplicación de medidas y alzar la concepción malthussiana de que mueran “los más débiles”. El capitalismo no da respuesta y quienes lo “dirigen” están alienados a su propia dinámica, por lo que la economía burguesa no puede paralizarse ni aunque haya una pandemia presente.


Entre esto se ubican lo que catalogamos como las tres diferentes burguesías: la pro-mundialización, la pro-globalización y las burguesías cuasinacionalistas. Ninguna ha dado respuestas adecuadas a la pandemia y se han situado claramente desde su carácter burgués para enfrentar a la misma. Nicaragua la ubicamos en ese tercer grupo de burguesías, probablemente las que tengan menos fuerza en el mundo, pero burguesías en sí. Cuasi-nacionalista debido a que tienen ciertas conquistas por revoluciones pasadas o actuales pero no rompen con el carácter de clase ni mucho menos dan el salto al socialismo.


Debido a su carácter, de combinación de conquistas con una burguesía nacional, se enfrentan en cierta medida al imperialismo y reciben de igual forma ataques del mismo. Representan, de manera indirecta, un atraso para la tercera guerra mundial y son, de manera deformada, una expresión de resistencia de las masas. Por eso, es que como socialistas hemos defendido estas naciones del ataque imperialista y hacemos unidad de acción contra todo aquel que le haga juego a los yanquis y el avance de su política en el continente, que no es más que el avance de la barbarie. Esto no significa que estas naciones estén cercanas al socialismo, al menos no siendo comandadas por las direcciones actuales.


Habiendo esclarecido lo anterior y nuestra postura ante cualquier agresión imperialista, no nos guardamos la crítica hacia esos gobiernos y en el caso del tratamiento de la pandemia somos claros que gobiernos como el mexicano o el nicaragüense han quedado cortos en las medidas de protección a sus trabajadores, muestran su cara de clase y por supuesto, la clara no dirección revolucionaria hacia donde se dirigen. Nicaragua con la pretensión de establecer la economía mixta y México con la clara contención hacia el movimiento de base, implantando una agenda de corte socialdemócrata de nuevo cuño.


Ahora bien, toda esta problemática sanitaria ha sido aprovechada por Trump y sus esbirros, para poder hacer maniobras contra las trabas para recuperar su “patio trasero”, trabas que tienen nombres claros: Venezuela, Cuba y Nicaragua. En este juego ha entrado el gobierno de Carlos Alvarado y la burguesía tica, aumentado medidas conflictivas contra Nicaragua y ha llegado hasta el punto de organizar a la población para la no entrada de extranjeros utilizando como “caballo de troya” el Covid-19. No se trata de no tomar medidas y hasta coincidimos en el cierre de fronteras por la amenaza del virus pero Costa Rica no debería estar inmiscuido en los asuntos de otros estados, como lo ha hecho interviniendo en organismos burgueses para que intercedan en Nicaragua y además, fomentando un discurso donde el enemigo deja de ser el virus y pasa a ser el inmigrante.


Así como el carácter del virus es de pandemia, así tendrían que ser las medidas entre países, colaboración mutua entre sistemas de salud, paso de productos necesarios para solventar la emergencia y hacer un ataque en conjunto, porque solo así es posible derrotar al Covid-19. Paradójicamente el gobierno de Carlos Alvarado le pedía a Nicaragua que cerrara fronteras y ahora, por la presión que ha hecho UCCAEP, le dice al país vecino que tiene que abrirlas. Esto clarifica, aún más, una práctica que se apega al imperialismo norteamericano y no tiene reparo en guardar apariencias debido a que entra en contradicción rápidamente con el discurso que se ha manejado sobre la pandemia dentro del país.


Sin embargo, hay que ser tajantes. El propio Ortega, con su inacción, se ha prestado a la campaña internacional en su contra, al ser una burguesía cuasi-nacionalista solo vio para adentro y no siguió los ejemplos de Cuba y Venezuela como forma real de enfrentar la pandemia, acciones que han dejado en silencio a la propia prensa burguesa que esperaba los muertos en Venezuela, para poder hacer campaña por el derrocamiento del gobierno de Maduro. No fue así, Venezuela es de los países con índices más bajos en América Latina y aprovechó su mayor conquista de la revolución para hacerle frente al virus, la organización barrial y comunal.


No podemos callarnos ante la posibilidad de la tercera guerra mundial, que por la propia dinámica objetiva del capitalismo, ya está en curso. Movimientos como los establecidos contra Nicaragua, los cuales siguen la misma línea de las manifestaciones golpistas del 2019, son una maniobra para completar el rompecabezas centroamericano pro-yanqui, avanzar hacia la guerra y derrocar de una vez por todas cualquier resabio revolucionario, en este caso específico, en Nicaragua. Pero como socialistas, tampoco podemos callar ante la inacción de un gobierno que pone en peligro a la clase trabajadora y contrario, a lo que plantea un sector de la izquierda, esto le deja la puerta abierta a la intervención imperialista. Seamos claros, como burguesía, padece de igual forma, de incapacidad para solventar la pandemia y pone como prioridad la reproducción de ganancia para poder mantenerse como clase en medio de una crisis económica mundial.


Por su lado, el gobierno costarricense es hipócrita y dice defender la vida, mientras sus planteos son de claro posicionamiento con el imperialismo yanqui, el cual es el máximo exponente de la barbarie en el mundo entero y todavía más en el continente, con la destrucción de cualquier movimiento en pro de mejoras a la clase trabajadora y la sociedad en general, tenemos el ejemplo más reciente en el golpe de estado en Bolivia. No se puede defender la existencia básica, la vida biológica, si se está del lado de aquellos que quieren acabarla.


En conclusión, hacemos unidad de acción contra la intervención imperialista y de sus esbirros en Nicaragua y defendemos el derecho del pueblo nicaragüense a elegir su gobierno y por lo tanto, defendemos al mismo. Sin embargo, no embellecemos su política, no solo las medidas (o no medidas) que ha llevado frente a la pandemia, sino también sobre su política general; guardamos nuestra autonomía sobre las políticas de Ortega, debido a que no representa una postura socialista y además, queda claramente debiendo en un planteo de protección real hacia la clase trabajadora, no solo nicaragüense, también de cualquier país fronterizo, porque, en esta coyuntura, el riesgo de contagio crece y la propia vida, lo más básico, se pone en juego. No somos cómplices de ninguna muerte que genere el capitalismo venga de la burguesía que venga ni tampoco compartimos el programa de ningún sector burgués.


Unidad de acción contra el imperialismo y sus esbirros. Ningún frente único con aquellos que no representan a la clase trabajadora y la humanidad.


¡Revolución Socialista o más barbarie capitalista!


Oscar Rivas

Núcleo Socialista Revolucionario

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