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Consideraciones sobre Figueres

  • Foto del escritor: Oscar Rivas
    Oscar Rivas
  • 23 feb 2022
  • 6 Min. de lectura

Consideraciones sobre Figueres


Escribió: Óscar R.


La gran burguesía mundial se mueve entre dos tendencias que diferencian las posturas del capital en una coyuntura donde todavía no se logra (no logran) salir de la crisis del 2008 y por el contrario, esta se tiende a profundizar. Estas grandes posturas oscilan entre la llamada mundialización o bien, la ya conocida globalización; ambas se amparan en la sobreexplotación, la reducción del estado de derecho (al menos la parte social) y claro está, en no tocar el poder político de la clase dominante.


Los partidarios de la mundialización se enfocan en un proteccionismo light, la mirada “hacia lo interno” y un uso del estado, al menos como creador de riqueza (venta de servicios) y cierta postura ecléctica a tener acuerdos con cualquier potencia con la cual se vean beneficiados.


Los partidarios de la globalización parecen estar más apegados al neoliberalismo y la reducción del estado a favor de la Inversión Extranjera Directa, mientras que los mundializadores tienen una visión donde el estado podría aportar en diversas áreas y además, como fue el ejemplo de Trump, “cerrar filas” hacia reconstrucción interna tanto para términos económicos de un sector burgués que no se ha visto beneficiado por la globalización, así como también en términos ideológicos, crear un ambiente de patriotero por la posibilidad de una tercera guerra mundial.


Esto ha influenciado en América Latina, surgiendo toda una mezcla de corrientes, de ahí que hayan emergido figuras como Bukele, en su momento Jimmy Morales, así como otras fuerzas que coquetean con el neoliberalismo clásico como los neopentecostales y el caso de Bolsonaro en Brasil o en nuestro país, el establecimiento de Fabricio Alvarado como Figura política y hasta los mismos candidatos de la segunda ronda como lo son Chaves y Figueres.


Algunos se preguntarán, ¿Por qué Figueres sería una figura “anti-establishment” si viene del partido tradicional de la burguesía tica? Así de profunda es la crisis de dirección burguesa que tuvo, de cierta manera, ceder a Figueres para poder tener la posibilidad de ganar la elección y además, como respuesta objetiva a una burguesía mundial que no tiene un rumbo claro y lo sigue mostrando la debilidad de Biden, el ascenso de China y toda la tensión mundial como lo refleja el caso de Ucrania. Figueres no es un globalizador clásico (como lo es Arias), sino, que apuesta a la llamada IV Revolución Industrial (lo cual podría ser compartido por la mayoría de sectores burgueses), pero volviendo a ver hacia el estado, coqueteando con China y teniendo como ruta lo que un sector de la burguesía gringa (tachada de progresista) llamaba “New Deal Verde” y colocándose como una figura seria al ser partícipe del Foro de Davos por años.


“Pepillo” recoge de cierta manera la ilusión de varios sectores burgueses de tener un cierto respiro ante la crisis, se enfrenta o lo enfrenta un sector de la banca por sus posturas que no siguen la ruta hacia la financiarización de la economía (o no en su totalidad), sino, apuesta de forma idílica a nuevo salto productivo. Lo de Figueres tiene cierto tufo a Bonapartismo, pero sin ser ese Bonaparte porque la crisis es demasiado profunda y la propia democracia burguesa está totalmente invalidada o es por sí misma muy fenoménica y se asienta en el empirismo de las masas que han votado por un candidato creado en cuestión de meses como lo es Chaves, lo cual demuestra que abajo no hay ningún proyecto burgués acogido por la población y el voto es tan líquido que las justificaciones del porqué votar con Figueres o darle el voto a Chaves van desde el añejo antiliberacionismo, pasando por un fenómeno tan poco claro como el anti-establishment que hoy representa el antifiguerismo y que puede acoger desde posturas fascistas hasta pseudoprogresistas. O algo reivindicable pero tan abstracto como “bipartidismo nunca más”.


La llamada “IV Revolución Industrial” fue ya acogida por el PAC, y este cumplió a la perfección con los mandatos de la troika (BM, FMI y OCDE), sin embargo, los gobiernos de Carlos Alvarado y Luis Guillermo Solís no son claramente burgueses y la crisis burguesa o más claramente del sistema capitalista empieza, al menos desde la clase dominante, a ocupar definiciones claras y de figuras de “pasta burguesa”. Por eso, Pepillo (y a “regañadientes” por algunos sectores) se coloca como la cara para estabilizar mínimamente el país. Aunque sabemos que seguirá siendo “patear la bola para adelante”. Y tenemos dudas de que Figueres no se enfrente en cierto sentido a la troika como ya lo han hecho otras figuras de corte Bonapartista y su coqueteo con planteos “mundializadores”.


No existe salto productivo posible en un capitalismo en su fase superior imperialista y avanzada, donde el capital está totalmente acumulado y la lógica objetiva del sistema no permite otra cosa que profundizar este fenómeno. Por el contrario, hay destrucción de fuerzas productivas y como muestras claras tenemos los índices de desempleo, la gran cantidad de comida que se bota y una ciencia totalmente llevada hacia la guerra, donde los pocos avances se utilizan para más control o bien, para armas que podrían destruir a la misma humanidad.


Estamos en una situación donde los de abajo no quieren y los de arriba no pueden (parafraseando a Lenin), la burguesía no tiene rumbo claro y la enajenación de la clase trabajadora es grave, enfocada totalmente en la sobrevivencia, en un momento donde no hay dirección. Todo se presenta desde el fenómeno y no hay construcción de mundo; no es de extrañar, por lo tanto, que haya hoy una segunda ronda entre Figueres y Chaves (¡y un abstencionismo que sobrepasa el 40%!).


No se puede dejar de lado la particularidad de la burguesía tica, que si bien Costa Rica sigue siendo una semi-colonia, posee cierta independencia respecto al resto de Centroamérica y con atrevimiento hasta de Latinoamérica, el país nunca entró del todo en el neoliberalismo, tiene un esqueleto de estado social de derecho que le ha servido para afrontar crisis y presenta una plataforma confiable para la Inversión Extranjera Directa aunque siga teniendo un sector público “fuerte” (sabemos que los sectores burgueses más recalcitrantes lo quieren acabar), que explican el “fenómeno Figueres” y no un neoliberal a ultranza. El propio candidato ha hablado de utilizar al ICE, a la CCSS y a las Universidades Públicas como empresa estatales, muy al estilo del bolivarianismo que han utilizado el aparato del estado para generar ganancia.


Además, en la desesperación de no encontrar mercados, la burguesía “más inteligente” ve como posibilidad todo lo que tenga que ver con el ambiente y en esto una plataforma para generar ganancia y utilizar todo el cuento de las energías verdes y el “esencial Costa Rica” para atraer turismo, cotizarse como país para invertir y diferenciarse de sus “competidores” centroamericanos.

Como se puede ver Figueres es producto del marasmo en el que está el sistema capitalista mundial, es una clara muestra de que el discurso burgués ya no da más y utiliza las últimas herramientas que quedan disponibles como lo es potabilizar una figura burguesa, que estuvo en los años más duros del “neoliberalismo a la tica” y actualmente se muestra como defensor de los derechos humanos, de la naturaleza y limpiar un poco la cara de lo que han generado ellos mismos como representantes del capital, además, de la ilusión falsa (porque la burguesía está totalmente alienada al capital) de que puede haber un salto productivo por medio de las propuestas “mundializadoras” de Pepillo y así, salir de una crisis que solo puede tener solución, si seguimos bajo la lógica capitalista, con una tercera guerra mundial.


La moneda está en el aire y el triunfo del PLN “progre y verde” no es del todo seguro, pero nos deja más visible la crisis de cuadros burgueses y de una hoja de ruta clara. La burguesía se juega una de sus últimas cartas y apela al apellido Figueres para que la pseudoestabilidad que tiene el país se mantenga, aunque la Casa Blanca vea con recelo los coqueteos con China. Al final, y porqué no podría ser este el caso, bien lo decía Marx: “La historia ocurre dos veces: la primera vez como una gran tragedia y la segunda como una miserable farsa", ya Figueres padre dió una lección y aprendió a tener buenas relaciones con Cuba, mientras abolía el ejército a mandato del imperialismo yanqui. Puede ser el turno de Pepillo y así seguir con esta gran farsa de que hay salida dentro del sistema capitalista.

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