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En torno a los recortes del Ministerio de Cultura

  • edicionnsr
  • 23 oct 2020
  • 3 Min. de lectura

El 19 de octubre se aprobó en la asamblea legislativa un recorte de cerca de cuatro mil millones de colones al Ministerio de Cultura, Juventud y Deportes. Este proyecto es el primer recorte de un venidero tijeretazo que busca recortar la seis mil cuatrocientos colones de este Ministerio.

La medida fue aprobada ante la presión de los sectores manifestantes y de ciertos partidos políticos quienes vienen insistiendo que la solución a la actual crisis fiscal se resuelve con el recorte de instituciones públicas dejando, como siempre, a los grandes evasores fiscales, a los especuladores que consumen al país con la deuda interna y externa, y evitando en la incómoda conversación de aumentar los impuestos de quienes han guiado a este país a la ruina y que ahora nos aseguran que con sus sabios consejos nos lograrán sacar de esta.

El recorte de presupuesto para el Ministerio involucra tanto a los programas de museos, como las bibliotecas, el Centro Nacional de Música, el Centro de Producción Artística y Cultural (encargado del Festival Nacional de las Artes) y a la Dirección General de Cultura. Lo que afectará al desempleo en una situación en donde este alcanza casi el 25% de la población del país y en una coyuntura en donde el pésimo manejo del sector artístico ha provocado que este sea fuertemente golpeado por la situación país. Solucionar el problema del desempleo con más desempleo, pareciera ser la gran receta para superar la crisis por parte de la burguesía.

En conjunto a este ataque a empleados permanentes, también incluye el recorte de las becas taller y otros programas de extensión que permite el acercamiento de actividades artísticas y de investigación a un grupo significante de artistas nacionales quienes desarrollan trabajos de investigación por medios de las becas otorgadas por la institución. Precarizado tanto el trabajo intelectual en el país, como los medios de subsistencia de una población ya de por sí vulnerable en la estructura neo-liberal.

Este recorte sin lugar a dudas no será el último, y el COVID-19 seguirá siendo utilizado como excusa para desmantelar las instituciones de nuestro país en un intento desesperado por salvar la economía burguesa y cambiar el balance de poderes en su favor tras el fin de la pandemia. Las medidas tomadas por el gobierno podrían no tener marcha atrás tras la terminación del COVID-19, tomando en cuenta que el tema de recorte del estado ha estado sobre la mesa desde varios gobiernos anteriores. La coyuntura de pánico ante la pandemia, y la incapacidad de huelga de los sectores públicos les permite como anillo al dedo realizar el tan soñado recorte, agotando todas las posibilidades con tal de no tener que tocar a sus grandes socios burgueses.

Anteriormente hemos mencionado la necesidad de la reducción de la jornada laboral a 36 horas, así como la rotación de horarios en turnos distintos como una posible solución a la salida de la crisis permitiendo a los sectores productivos volver en cierta medida a su labor reduciendo los riesgos de contagios.

Nos preguntamos ¿Acaso no sería esta medida una forma de otorgar trabajo también a los artistas e investigadores? ¿Acaso el trabajo en jornada opuesta y el impulso de talleres aunque sea en modalidad virtual no podría funcionar en este contexto? ¿Quiénes se favorecen realmente del desfinanciamiento de las instituciones culturales, importantes bastiones de la defensa de nuestra identidad nacional y nuestra historia cada vez más olvidada? ¿Sin la existencia de estas instituciones y de las becas y programas de extensión quien tiene realmente acceso al arte?


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