top of page

En torno a las manifestaciones de las últimas semanas.

  • Foto del escritor: Max Pérez
    Max Pérez
  • 11 oct 2020
  • 10 Min. de lectura

Escribimos este pronunciamiento como contribución a la huelga que se viene desarrollando en las últimas semanas, procurando de esta manera realizar un análisis del desarrollo de los hechos, así como proponer lo que consideramos debe de ser el trabajo en torno de los diversos sectores que se han incorporado a la lucha.

Desde antes de iniciar la pandemia la situación de la clase trabajadora y el pueblo era cada vez más desesperante. El Covid-19 ha potenciado la crisis, el desempleo no para de crecer, pequeños negocios quebrando. Las salidas propuestas por el gobierno reflejan su carácter de clase, ninguna afectación para los grandes capitalistas, mientras nos piden inclinarnos al FMI y su modelo de país. 

Las condiciones objetivas están dadas, y se recrudecerán. La indignación del movimiento de masas está justificada. La gran incógnita, el gran desafío es hacia qué, y cómo organizar esa indignación.  

Para comenzar, debemos de tomar en cuenta la importancia que tuvo la huelga de educadores hace dos años que se extendió por casi tres meses. En esta huelga se discutió la reforma tributaria y fue apoyada principalmente por los sindicatos de educadores y la ANEP, proponía de forma tímida la persecución de los grandes evasores de impuestos y la renegociación del llamado plan fiscal. La huelga fue perdida por los manifestantes entre otras cosas por la obsesión de tomar las calles de forma ciega quemando a su base, el poco trabajo propagandístico y el inexistente trabajo de base. Al final de esta, la huelga tuvo como resultado la ley de reforma del empleo público, la desesperanza de los educadores en las huelgas y la renuncia significativa de miembros del sindicato más grande de este país.

La huelga de educadores tiene su continuidad en la siguiente lucha de los estudiantes de las universidades públicas quienes veían su presupuesto amenazado por la renegociación del FEES. Esta lucha fue encabezada por sectores anarquistas, quienes llamaron a la encerrona dentro del campus y fueron incapaces de explicar su postura frente a las masas, ni lograr capturar el interés de la población general antes las venideras reformas neo-liberales y el desmantelamiento del estado social de derecho. Se anunciaron los riesgos venideros del gobierno burgués, pero el trabajo propagandístico brillo por su ausencia, así como, la incapacidad de incorporar a otros sectores de la población quienes vieron la lucha como un problema único del sector estudiantil.

La manifestación actual parece tener como punto de referencia las salidas de los sectores pentecostales quienes se manifestaron contra los planes de educación sexual hace un año, y que terminó con la renuncia del ministro de educación Edgar Mora. Estas manifestaciones estuvieron apoyadas principalmente por el partido Restauración Nacional, con apoyo inmediato de la figura ultraderechista Agustín Laje quien brindó apoyo intelectual y generación de propuesta junto a los estudiantes y los padres de familia de la zona norte del país, quienes basaban su oposición en la conocida teoría de conspiración fascista de Marxismo Cultural e ideología de género. 

De forma esporádica, surge una última manifestación de los sindicatos de educación (con el tímido apoyo del FA), de realizar huelgas propagandísticas los fines de semana, pensando retomar parte del albor generado por las manifestaciones estudiantiles. La única de estas actividades que se realizó contó con un buen trabajo de repartición de volantes, y parecía tener la esperanza de poder dar un nuevo rumbo a la dirección sindical, sin embargo, se evaporó de forma inmediata con la llegada de las vacaciones, entrando de nuevo en el letargo y el derrotismo que generó la pérdida de la huelga de los “4 gatos”.

Al poco tiempo de inicio de la manifestación estudiantil de colegiales se dio la pronta incorporación de Albino Vargas, el surgimiento de una tendencia izquierdista (Juventud Rebelde) lo que llevó a ciertos sectores dentro de la izquierda a considerar que la lucha era progresiva y que había esperanza de poder volcar la manifestación “hacia la izquierda”. Sabemos muy bien, que esto no sucedió, y que el movimiento de base construido por los estudiantes básicamente desapareció con la renuncia de Mora. Visibilizando así, que la dirección detrás del movimiento eran los sectores neo-pentecostales.

 Hace un par de meses aproximadamente vemos el surgimiento de una manifestación negacionista de la pandemia, quienes se manifiestan frente a la asamblea, aseguran presentarse a sí mismos como independientes de cualquier partido político, prontamente se descubre que tienen alianza con Renovación Nacional. Esta segunda manifestación se presenta a sí misma como “voluntad del pueblo” que exigía el levantamiento de las políticas anti-covid al considerar el Covid como una mezcla entre teorías conspirativas anti-sionistas (Nuevo orden mundial) y anticomunistas (Repitiendo argumentos de los sectores más derechistas del partido republicano como él “nos vamos a convertir en otra Venezuela” o “encerrona igual comunismo”).

De este evento de poca importancia política pero gran hazme reír de los medios de comunicación parece surgir un segundo grupo manifestante que realiza unión de fuerzas con José Miguel Corrales y Albino Vargas. La incorporación de estas figuras, de nuevo despierta en ciertos sectores de izquierda la afirmación de que se trata de una lucha diversa, y que no se puede catalogar al movimiento como derechista, sino, como una expresión del descontento del pueblo frente al mal manejo de la pandemia por parte del PAC. Teniendo como factor de extrema importancia direcciones, como el mismo Corrales, que se han colocado en el sector negacionista del virus planteando que el mismo es “una simple gripe”.

Seguidamente de este segundo movimiento y como respuesta al acuerdo con el FMI inicia el actual movimiento de protesta encabezado por la unión de fuerzas entre Renovación, Corrales y Vargas; sumado ahora a la incorporación de Costa Rica Libre y el Partido Integración Nacional. Este movimiento toma como punto de partida central la periferia del país (muchas de las zonas donde tuvo más influencia los partidos neo-pentecostales), el cierre de vías en el Valle Central y se muestra a sí mismo como una mezcla entre liberales, pequeños empresarios golpeados por la coyuntura del Covid-19, desempleados y agricultores; quienes exigen tanto la renuncia de Alvarado, el cierre de la negociación del préstamo con el FMI (el cual aseguran que es para el pago de los salarios de los empleados públicos) y, la reducción del estado social de derecho por medio del cierre de instituciones.

Lo anterior, demuestra la heterogeneidad del movimiento actual, en donde tanto la derecha fascistoide como la liberal, la clase media, los desempleados y los movimientos sindicales muestran descontento con el actual gobierno. Sumado a esto, figuras nefastas como Otto Guevara y su frente liberal, Pilar Cisneros y los think tanks como Pro-Costa Rica han demostrado apoyo a la huelga actual. Se han apoyado en el llamado desesperado de “no más impuestos” y “no más comunismo” para desviar la discusión del planteo tímido de los sindicatos de impuestos para el más rico. Lo cual, busca apoyo dentro de la clase media y los sectores golpeados por la crisis para legitimar el movimiento actual y permitir dejar el terreno libre para la renuncia del PAC o postular al frente liberal como candidato a las próximas elecciones. Más que una protesta progresiva, estamos ante una contienda electoral llevada a cabo en la calle. 

Algunos grupos de izquierda han catalogado esta coyuntura como beneficiosa ya que podría permitir el levantamiento de un movimiento popular, pero la dirección de esta manifestación parece ser continuidad de las manifestaciones derechistas mencionadas con anterioridad. En la fecha actual, aparecen convocatorias de los sindicatos derrotados en las huelgas anteriores, quienes llaman de nuevo al bloqueo, aprovechándose de la coyuntura buscando recuperar el apoyo de sus bases para nuevamente> defender el estado social de derecho y exigir impuestos progresivos a los evasores, sin embargo, el llamado es hecho en abstracto, sin trabajo de base y sin una propuesta alternativa clara. Mismos errores que llevaron a la pérdida de la huelga contra el combo fiscal.

Ante esta situación surgen varias interrogantes que deben de ser atendidas.

  • ¿Puede realmente el movimiento sindical tomar dirección de las protestas actuales si consideramos que la actual dirección parece ser opuesta a él?


Hay muy poca posibilidad si no se retoma el trabajo de base y propagandístico que desmienta las propuestas de la derecha y los sectores neoliberales. Los medios de comunicación están tratando de instrumentalizar estos sectores para mostrar apoyo al planteo de “no más impuestos¨ y el desenlace puede resultar nefasto.

El enfoque debe de darse, por lo tanto, en el emplazamiento a la burocracia sindical que llevó a la pérdida de la huelga contra la reforma fiscal, llamando a la democracia de base y al trabajo con la población de trabajadores privados, sector comercial (micro, pequeño y mediano empresario) que está ganado de una u otra manera por los pentecostales o bien, por propuestas liberales que se mezclan con medidas antiobreras contra el sector público. 

  • ¿Cuál debe de ser la propuesta con respecto a los sectores emergentes del descontento general?


El descontento general existe, sin embargo, ese descontento no se expresa totalmente en las protestas actuales y lejos de la espontaneidad, sea directa o indirectamente, se están moviendo bajo direcciones reaccionarias. Ahora bien, eso no quiere decir que ya de por sí los sectores emergentes están ganados para el fascismo, pero sin una diferenciación clara, y esto, no es desde el fetichismo de la calle, lo único que se dará objetivamente es engrosar es el caudal político de los sectores más reaccionarios. 


Hay que volver al trabajo de base, sin esto es imposible ganarle el terreno a los grupos que hoy dirigen las protestas, recibir sol y lluvia, no hará que se vuelque la dirección hacia algo relativamente de izquierda. Tampoco, sin la denuncia clara de estos grupos, por medio de una propuesta alternativa al problema fiscal y la crisis en general que atraviesa el país y el capitalismo en general. 


  • ¿Es posible realmente un golpe de estado por la actual dirección del movimiento?

El movimiento actual que exige la renuncia de Alvarado parece encontrarse en una intentona de golpe de estado constitucional. Es evidente que sectores muy diversos se encuentran descontentos con el actual gobierno, pero la gran incógnita que se debe resolver es quien se espera que tome dirección del gobierno si esto se llegara a dar. De verdad, ¿Cómo socialistas y como clase trabajadora pensamos que nos podemos beneficiar con un gobierno elegido por los sectores ultraderechistas o por los sectores liberales?

Ante este panorama se vuelve necesario retomar el planteo del problema país. Ofrecer una solución real al problema de la evasión fiscal que no recaiga sobre las espaldas de la clase trabajadora y que no ponga sobre la mesa el desmantelamiento de las instituciones públicas ni el incremento de préstamos con entidades usureras internacionales. Poner en cuestión las deudas por medio de un auditoraje de las mismas bajo mecanismos totalmente democráticos donde participe toda la población. 

Agregado a esto, propuestas de no se queden en lo economicista y toquen la generalidad del problema como el impulso al mercado interno, estatización de empresas que no reporten ganancias bajo control obrero, reestatización de instituciones públicas en función de las necesidades de la clase trabajadora y no del capital, reforma total universitaria que corte con todos los préstamos con el Banco Mundial y ponga como prioridad la extensión con las comunidades y la sociedad en general.

Nuestras tareas


Consideramos que el eje principal del trabajo debe de ser el análisis de la huelga, así como desmentir las posturas de los ideólogos liberales y neo-pentecostales detrás del movimiento. Debemos dar importancia a la denuncia de los sectores emergentes que no se posicionan en un marco político, así como exigir al sindicalismo la diferenciación con los sectores que se colocan como dirección o al menos así lo pretenden, del descontento general. 

Esto es de vital importancia, dado que la coyuntura está siendo utilizada por sectores cada vez más politizados quienes parecen, en primer momento y de no darse un vuelco total en el manejo político actual, llevando a los sindicatos a una trampa al hacerlos parecer como apoyo de la consigna de “no más impuestos” o más grave aún, ponerlos del lado de la posibilidad, remota aún, pero posibilidad, de un golpe de estado o la desestabilización del gobierno para colocarlo aún más a la derecha de lo que ya está.

. Llamar a los sindicatos y los sectores inconformes a la creación de un proyecto país, ya que la renuncia del PAC o la renuncia al préstamo del FMI no es una solución por sí misma y no se ve la aparición en escena de un programa alternativo al propuesto por los liberales ni el gobierno (es decir, venta de propiedades del estado, más deuda y más planes antiobreros y antipopulares).

 Estudiar nuestra historia obrera en la lucha contra TLC o del combo ICE, por medio de discusiones en torno a la amplia documentación que se ha escrito sobre el tema. Muchos de los sectores emergentes en la huelga fueron partícipes de estas luchas; tiremos la mirada hacia atrás y estudiemos que logró que estas huelgas fueran lo que fueron, y qué carencias tuvieron que no lograron una victoria definitiva. 

Todos recordamos los anuncios de televisión en torno al referendo en la coyuntura del TLC y hoy en día vemos un fenómeno similar por medio de los pronunciamientos de Rueda o la aparición de vallas publicitarias de Pro-Costa Rica; aprender de las experiencias de la lucha contra el TLC o el Combo ICE, y la misma derrota de la última huelga contra el combo fiscal, para hacer visibles los yerros y aciertos del papel de los sindicatos, sobretodo sus direcciones, así como la importancia de plantear el problema país y definir un programa de lucha que sea contundente contra los sectores más reaccionarios de la sociedad, un gobierno cada vez más derechizado y una burguesía, que independientemente del sector al que representen, carga la crisis sobre los trabajadores y el pueblo.


Conclusión


Como socialistas no podemos dar falsas esperanzas y el movimiento actual, agregado a todos los yerros de la burocracia sindical, sólo llevan a una nueva derrota. En términos políticos quienes hoy ganan, en términos relativos, son direcciones que han negado la pandemia (sea esta de centro (como pretende colocarse Guido y Corrales) o bien, de ultraderecha) y por lo tanto, se colocan del lado de Trump, conspiracionistas, anticiencia y lo más atrasado de la humanidad, aquellos que no quieren la evolución de la especie y que nosotros llamamos suicidas.

Dejar el impresionismo de lado de creer que toda manifestación es beneficiosa para la clase trabajadora, que las protestas son espontáneas o bien, que la personas no tienen un paradigma que dentro de la desesperación los hace salir, pero bajo objetivos que no son ni siquiera para su bienestar. Esto no va cambiar hasta que, al menos, el sindicalismo tenga una propuesta de mediana talla o bien, el Frente Amplio deje su aparatismo y ser “quinta pata del régimen”. Son las únicas fuerzas que tienen algo de reconocimiento dentro de la población. Sin embargo, aunque esto se diese, no sería una solución definitiva. 

Independientemente del desenlace de las protestas, la tarea urgente es la construcción de una propuesta alternativa de país y la respectiva organización que lleve adelante esta construcción, sin esto es imposible combatir en cualquier terreno, sea electoral o la calle (¡dejemos el fetichismo!), y estamos condenados a la derrota como clase trabajadora, como humanidad. 



Comments


cubito
  • Negro del icono de Instagram

©2020 by nsr-cr

bottom of page