El acuerdo con el FMI: La desesperación de la burguesía
- Oscar Rivas
- 10 mar 2021
- 5 Min. de lectura
El acuerdo con el FMI: La desesperación de la burguesía
“Pero llega un momento en que se torna principal obstáculo para la victoria este hábito
de considerar más poderoso al adversario.”
-Trotsky
La salida de Trump del gobierno de Estados Unidos y la apuesta de la burguesía imperialista yanqui por Biden, lejos de ser un cambio estructural del sistema capitalista mundial es realmente enmascarar la crisis objetiva que sigue su curso y de la cual no hay salida a no ser que el propio sistema cambie a otro medio de producción, lo cual es imposible desde el propio capitalismo. Biden, es una apuesta “superestructural” del imperialismo para dar una cara más democrática al mundo y tratar de tapar la crisis de dirección que sigue su curso y se profundiza, pero en lo objetivo, cambia poco y nada, aquello que Lenin llamó como la “fase última” del sistema de producción imperante.
La burguesía mundial, de todos los colores, no posee un programa para salir de esta crisis y por el contrario, es cada vez más evidente su posición de no poder ni siquiera satisfacer las necesidades mínimas de la humanidad. El único camino que muestra es la barbarización creciente y la crisis política se agudiza cada vez más, la democracia liberal es vista como una caricatura (lo cual no en todas las posiciones es progresivo) y las figuras burguesas estadistas brillan por su ausencia, la subjetividad burguesa es permeada por una objetividad que muestra, con el pasar de los días, el agotamiento del sistema.
Esta crisis es visible, cuando la clase dominante en todo el orbe, sin excepción, no posee una ruta clara y toda la “estabilidad política” se rompe dando espacio a figuras advenedizas y la desestabilización de los principales partidos representantes. Lo anterior, ha llevado a que organismos internacionales como el FMI o el BM, tomen un rol ya no solo económico, sino también con una posición político más dirigente, y tengan como principal intención salvar de el sistema de la crisis general, teniendo diferencias hasta con aquellos sectores burgueses que quieren imponer medidas antiobreras y antipopulares a la libre, no porque no plantee aplicarlas, sino, porque tácticamente hace la lectura que seguir golpeando de forma fulminante a la clase trabajadora solo agrava la crisis política de forma irreversible. Lo cual, no plantea que el FMI o el BM no golpeen a la clase trabajadora, lo hacen de manera “progresiva”.
El país no escapa a lo expuesto, por el contrario, al ser una semi-colonia del imperialismo, muestra la crisis objetiva del sistema capitalista de manera más cruda. El solo hecho de que el PAC este en el gobierno (no en el poder), muestra el estallido interno de la burguesía al no tener programa y de una u otra forma, la perdida de creencia de la población en los principales partidos burgueses y sus figuras. Hoy, el PLN tiene una amplia gama de candidatos y el PUSC ni siquiera ha decidido cual será el suyo, esto no es algo aislado, es una clase burguesa mostrando que ya no es capaz de dirigir el mundo, en este caso el país, y que la carencia de programa es mayúscula.
La coyuntura muestra con claridad la necesidad de recurrir a los organismos internacionales para que tracen alguna línea para el país y a pesar, de que algunos sectores burgueses se oponen a estas políticas, todo parece indicar que para la mayoría de la burguesía nacional es lo más coherente o bien, la única salida. De ahí, que el propio Oscar Arias, principal figura de la clase dominante, planteó que el préstamo con el FMI tenía que ser aprobado aunque lo que pasara con este y los “réditos” se los llevara el gobierno actual.
La situación de la burguesía nacional se agrava cuando la dependencia política al imperialismo yanqui hace que no pueda acercarse al protoimperialismo chino y sus opciones se vean aún más reducidas. Esto se refleja de manera concreta, volviendo a citar a Arias, cuando este le plantea a Figueres que deponga su candidatura del PLN porque tiene acercamiento político con China y representa una amenaza para el sector burgués nacional dominante, socio de los yanquis. Los “dueños” del país, estallan internamente en “diversas” tendencias porque son fiel reflejo de la crisis estructural de su sistema.
El PAC, como buen “pequeñoburgués” bien portado, sabe que la única manera de tener algún lugar dentro del poder, una “tajada del pastel” es arrodillarse ante los organismos financieros internacionales porque estos dentro de sus políticas han aprendido que no pueden desprenderse del estado y este tiene que existir para el asistencialismo (calmante para las masas) y poner todo el entramado público para abastecer a los grandes capitales, a la inversión extranjera directa. Este estado que permanece es el espacio para poder obtener alguna migaja desde el mismo y mantenerse con ciertos privilegios tanto salariales como políticos. Lo anterior, aunque no le guste a muchos sectores burgueses, porque no son gobierno, se ven obligados a seguir la ruta del FMI y esperar a que se “haga el milagro” para salir de la crisis.
Ahora bien, aunque la burguesía mundial no tenga programa, esta puede seguir jugando a “patear la bola hacia adelante” porque abajo la crisis también repercute y es profunda. La clase trabajadora no posee organización ni programa propio y la llamada izquierda en su mayoría sigue cayendo en posturas economicistas o sindicaleras, quedando en el mejor de los casos como oposición y en adaptación a las políticas capitalistas con un tinte democrático. La lectura que sea hace, de una u otra manera, aunque sea “inconsciente”. es que este sistema puede dar algún espacio para mejoras de la humanidad y no se entiende que la crisis es objetiva y el capitalismo está en agotamiento creciente. Las luchas reivindicativas tienen que darse en el marco de un programa mínimo de superación de este modelo de producción y no así, como se plantean la mayoría de luchas, como elementos aislados; factor, entre otros, que ha llevado a derrotas profundas para la clase trabajadora en las últimas décadas.
El acuerdo con el FMI solo muestra la desesperación burguesa por tomar lo que se muestra medianamente coherente dentro de la gran crisis, la negociación no viene de la fuerza de ningún sector burgués, ni de los propios organismos financieros internacionales, por el contrario, solo es lo visible de la crisis subjetiva de la clase dirigente porque el sistema está en decadencia. Lo anterior, lleva a tomar esa desesperación burguesa en razón de alzar un programa propio, construir organizaciones propias, apostar por núcleos realmente socialistas revolucionarios y dar un paso al frente contra la clase dominante y su sistema, porque independientemente de que sea siguiendo la línea del FMI o no, solo es la clase trabajadora y la humanidad en general, la que pagará la consecuencia de algo moribundo y sin rumbo, pero que no va caer si así no se lleva a cabo.
¡Revolución socialista o más barbarie capitalista!
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