Balance Elecciones en Estados Unidos
- Max Pérez
- 3 dic 2020
- 3 Min. de lectura
Las elecciones en Estados Unidos se dieron en un escenario de polarización interna pocas veces antes visto en la historia, de la aún potencia hegemónica capitalista. Polarización no sólo expresada de forma electoral, sino en un sentido mucho más amplio. Ataques violentos al régimen democrático burgués por parte de Trump, y la burguesía proto fascista que representa, movilizaciones sociales a tono con la intensidad como respuesta.
A esta situación interna debemos agregar un factor determinante, el enfrentamiento con China, y Rusia. Podríamos decir incluso, una situación de guerra. No aún expresado en su máximo desarrollo en el plano militar, pero sí, en el económico, y político. Esto fue lo que llevó a Trump a decir, “América Primero”, como una táctica de fortalecimiento interno para estar mejor parados para el enfrentamiento externo.
La polarización que se vive en Estados Unidos, no es una excepción, sino más bien la confirmación de una tendencia mundial. Países partidos en 2, 50 y 50. Creemos es el resultado esperado del agotamiento del sistema capitalista, ya ni la mayor potencia imperialista se puede ver ajena. La fantasía del sueño americano está rota. La vida de la clase trabajadora y el pueblo norteamericano, es hoy igual o peor que la del llamado “Tercer Mundo”.
La pandemia ha desnudado esta realidad. La incapacidad de un sistema entregado completamente al mercado, sumada a la estrategia homicida de la burguesía norteamericana ha causado la muerte innecesaria de miles y miles de personas. El pueblo ha sido entregado como objeto de sacrificio, para el dios mercado. Los Trumpistas han impulsado esta estrategia de forma descarada, y los demócratas en el fondo solo se diferencian por una mascarilla.
La clase trabajadora no tiene una dirección propia, pero ha reaccionado empujando figuras como Bernie Sanders, Ocasio Cortez, que sin ser de nuestra confianza, podríamos decir muestra, deformadamente, la lucha de clases que se vive abajo. Movimientos como “Black Lives Matters” tomaron muchísima fuerza y demostraron que el movimiento de masas sigue en resistencia y no aceptará pasivamente ser aplastado.
Si este es el escenario previo, un balance marxista de las elecciones, tendría que plantearse, cuál es el estado de la lucha de clases en Estados Unidos, una vez que sabemos es Biden el ganador.
Biden ha cruzado la meta arrastrándose. Cientos de miles de muertos causado por la política homicida de inmunidad de rebaño definida por Trump, niveles de desempleo no vistos desde la gran depresión y el fracaso en debilitar China, no fueron suficientes para una victoria contundente.
El Partido Demócrata fue incapaz de elaborar una campaña que conjuntara a la clase trabajadora, y prefirió enfocarse en el problema de raza. Pensamos que fue una decisión consciente, y obedece al temor de verse sobrepasados por el movimiento de masas y sus demandas. Este mismo miedo fue el que los llevó a preferir arriesgar las elecciones, a correr el riesgo de dejar al inofensivo Sanders. Esta decisión entrega en bandeja de plata a sectores de la clase trabajadora blanca al discurso fascista de Trump, pero al final es una decisión que se expresa claramente el espíritu de clase. Preferían perder las elecciones, que impulsar ilusiones en salud pública, educación pública y “green new deals”.
Dado el raquítico triunfo es evidente que los demócratas deben su victoria a la pandemia y al pobre manejo que Trump tuvo de ella. De no ser esto estaríamos ante la reelección de Trump.
Biden y su partido, son la representación de Wall Street. Apenas lleguen al poder impulsarán una política de austeridad contra la clase trabajadora, y militarismo contra China y su bloque, y buscarán alianzas con el Partido Republicano para llevarlas adelante.
Lejos de superar la polarización, estas elecciones la han incrementado. La crisis agónica del capitalismo, la creciente desigualdad social, la hiper acumulación de unos cuantos burgueses, contra el desangramiento del conjunto, continúan y se profundizan. Biden tratará de ahogar cualquier movilización, pero no dará ninguna solución para sus causas. Trump permanecerá activo, y martillando la poca legitimidad de Biden, y allanando la llegada de un nuevo Fuhrer, que podria ser mucho mas peligroso que el propio Trump, podría ser uno con el mismo programa, pero sin las debilidades de este, un político con mejores formas, que no deje huecos tan fáciles para ser atacado.
La única forma de enfrentarlos a ambos, está construir un movimiento de masas por el socialismo. Aprendiendo que tendrá que formar sus propias estructuras, y su propio partido absolutamente independiente del Partido Demócrata.
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