Asumir el riesgo necesario de una Nueva Economía (Sociedad)
- Álvaro Rivas
- 4 feb 2021
- 5 Min. de lectura
El argumento del empleo para justificar a las Zonas Francas y todo el plan país que estas implican tiene mucho sentido justamente cuando es tal el grado de crisis sistémica, que la única forma de que el capital invierta en la generación de empleo es que el Estado le subsidie gran parte de sus operaciones en el país, y que este opere, como prioridad, en función de estas inversiones. El Plan Fiscal, la deuda, los grandes proyectos del país, son elementos absorbidos por las
necesidades de acumulación de capital de las grandes empresas. El enfoque de toda la institucionalidad pública se acomoda a exigencias y dinámicas específicas para garantizar la atracción de inversiones. Las Universidades modifican sus currículums e investigaciones para adaptarse a la demanda de mano de obra y de conocimiento que soliciten las empresas que están operando en Zona Franca. Los tributos que exige el gran capital para ofrecer empleo y dignarse a producir algo, están tocando los límites de la explotación de los recursos naturales y de las condiciones de vida de la clase trabajadora.
Este debate, acerca de cómo enfrentar y superar esta realidad de sobreexplotación que desencadenan los modelos de atracción de inversiones, se plantea con gran temor en cualquier alternativa de cambio al capitalismo, o hasta de reforma, en tanto que hace aparecer la disyuntiva entre el sostenimiento de la producción endeble que hay para mantener un mínimo del empleo, con todos los subsidios y sobreexplotación de recursos nacionales por parte las empresas en régimen de Zona Franca, o transformar la economía hacia la producción local, la socialización de medios de producción, expansión de la producción Estatal socializada, expansión de la producción comunitaria con acompañamiento del Estado, y afrontar el cambio y los riesgos que esto implica.
Son propuestas contradictorias. Para llevar adelante la transformación de la economía actual, hay que plantear necesariamente que se reviertan los recursos que van a la atracción de inversiones, para usarlos hacia la promoción de la producción estatal-comunitaria y estatal-socializada. Toda la obra del ICE, el AyA, Universidades Públicas, y demás instituciones, pasarían a trabajar en función del máximo desarrollo de estas iniciativas. La Zonas Francas, en consecuencia, pasarían poco a poco, a aportar en los costos de sus operaciones a nivel nacional, costos estatales, e impuestos por la generación de riqueza en territorio nacional. Parte de estos recursos, van a ser la base financiera para poder llevar adelante la transformación, al igual que la renegociación o moratoria de la deuda.
Los mismos entes estatales podrían ser la base para hacer visible cuál deuda debe de ser pagada y cuál no, esto bajo el criterio de los préstamos que hayan beneficiado realmente a la sociedad y no a la minoría que representa el gran capital. Hoy, el país se hunde en un círculo vicioso donde tanto el gran capital especulativo como el “productivo” se dejan los fondos del país, además, de todo el recurso humano. La clase trabajadora y la sociedad en general, aportan a un modelo de país que no los beneficia y por el contrario, lo que crece de manera exponencial es el desempleo, la pobreza y el hambre.
La parte Estatal-Comunitaria de la nueva economía, es la estructura política de funcionamiento a lo interno de la producción económica y demás actividades sociales, y su relación con el resto de la población a la que brinda servicios, mercancías, etc, bajo esta categoría. La toma de decisiones en función de hacer proyectos de importancia grande, media, pequeña, para la provincia, el cantón, el distrito, determinadas áreas económicas o sociales, va tener el respectivo desarrollo técnico científico, con debates abiertos entre equipos específicos por parte de las respectivas instituciones y Universidades Públicas, tomando como punto de referencia el mayor grado de satisfacción de necesidades y libertad para la población, al menor impacto para el medio ambiente. Este proceso garantizado por el Estado para generar la nueva economía, va tener por un lado la dirección interna de la población trabajadora realizadora del proyecto, y por otro lado, la fiscalización abierta por parte de la comunidad más cercana al proyecto, y también la población externa, con posibilidad en muchos casos, de mayoría de voto en cualquier toma de decisión. Las tomas de decisiones van a tener participación de las instituciones del Estado, es decir los equipos técnicos y científicos que participan, la clase trabajadora involucrada en la construcción y operación, y las comunidades y la población en general. Los porcentajes de voto serían variables de acuerdo al tipo de proyecto y su grado de alcance e integrando la dinámica de “mandar obedeciendo” y agregado a esto, la apertura a que todo puesto de representante sea revocable.
La posibilidad de la nueva economía es una realidad que exige aterrizaje, sin embargo, el acaparamiento de la riqueza, de la tierra, de los recursos públicos y naturales, es tal, que no podemos redirigir la producción del país hacia la satisfacción de necesidades y el desarrollo de las potencialidades como población; no existe la mínima injerencia sobre la dinámica de nuestra sociedad. La estructura política de una nueva economía es básica para que la riqueza siempre sea dirigida hacia la planificación democrática de la vida social. Por eso el carácter asambleario de la producción de la nueva economía, entre distintos sectores con modalidades y participaciones dinámicas, es en gran parte la garantía de que la economía vaya en función de las necesidades y decisiones de la toda la población trabajadora.
Las Zonas Francas y el modelo en el que se ampara, destruye la posibilidad de llevar adelante la planificación racional y democrática de la economía con el objetivo de garantizar las necesidades básicas para el desarrollo de cualquier persona. Las Zonas Francas y el gran capital especulativo acaparan recursos esenciales que podrían ser utilizados en la construcción de proyectos sostenibles de investigación médica, inteligencia artificial, agricultura orgánica, turismo sostenible y pedagógico, producción energética local. Este modelo sofoca cada vez más la única salida para la generación de empleo digno, para el acceso a la vivienda, para garantizar la educación, la salud y la alimentación, que es la transformación de las relaciones políticas y económicas actuales hacia una economía socializada con poder democrático de las comunidades y la clase trabajadora sobre la planificación de la vida social. De lo contrario, la población no tendrá otra opción que competir por salarios y trabajos inestables, con un Estado cada vez más volcado hacia el gran capital. Una población sin acceso a la vivienda, cargada de deudas, con una educación pública que se ve amenazada al igual que la salud. El panorama de un país, regiones enteras que se pliegan a las exigencias del gran capital inversor, nacional y extranjero, bajo condiciones como el régimen de Zona Franca, llevan la vida de la población a empobrecimientos, condiciones de vida sin garantías, a una sobreexplotación de los recursos naturales, estatales, y la clase trabajadora.
La necesidad de abrir el debate de la nueva economía, y las nuevas estructuras políticas que la van a dirigir, la concepción detrás de la planificación, la transición del modelo actual a este, es el espacio que nos va permitir visualizar las consignas, la dirección política de cualquier intento por organizarse para superar el capitalismo. Entre más concreto logremos unir el programa general, con la coyuntura específica de un sector de la población, más nos vamos a acercar a la posibilidad de dirigir los movimientos políticos hacia una perspectiva socialista.
El carácter de totalidad de la nueva economía, va permitir entrelazar sectores en lucha, unir consignas, reconfigurar la conciencia de clase más allá de la crítica, y enfocarse en las perspectivas que ofrece ir compartiendo con gran parte de la sociedad la necesidad de construir la propuestas socialista. La cercanía del programa general, a la situación específica de lucha debe ser tal, que las consignas o propaganda para un momento concreto, van a ser el paso uno del programa general.
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